Todas las empresas quisieran ser dueñas de una marca como Coca-Cola, Cadbury, Sony o Nivea. Las marcas son un activo corporativo de primera magnitud que puede aumentar las ventas, la rentabilidad y el valor de las empresas. Son capaces de neutralizar las épocas de dificultades económicas, potencian las propias destrezas competitivas, ayudan a lanzar nuevos productos y permiten mantener los precios por encima de la competencia. Sin lugar a dudas, el branding (la gestión de marcas) se ha colocado hoy en día, por méritos propios, en la cúspide de los objetivos estratégicos de todas las empresas.