Cualquier dirigente con una comprensión profunda de qué es lo que motiva a las personas tendrá a su disposición uno de los instrumentos más eficaces para tratar con ellas. Históricamente, el Management ha sido considerado como una destreza para dirigir el músculo más que el cerebro de los individuos. La principal tarea del equipo gestor consistía en pensar, organizar, planificar y transmitir instrucciones claras a los trabajadores para que realizaran sus tareas sin desviarse un ápice de su cometido. Hoy, por el contrario, la prioridad de un equipo directivo empresarial es gestionar el activo intelectual que representan sus empleados. Las empresas no necesitan tanto del rol del gestor como del líder. Y es aquí donde la motivación juega un papel esencial.